Cuando el sentimiento es profundo y el recuerdo generoso, las palabras se hacen cortas e insuficientes para expresar afecto y agradecimiento. Podría decir muchas cosas porque en usted don Andrés, Dios me dió una familia en la lejanía, una figura paterna en la ausencia de mi padre, un compañero de viajes y un cómplice en mi pasión por los tomates. No lo siento lejano, siempre está presente en cada rincón de la casa, en los ojos de sus hijos, en la sonrisa de las nietas, en cada respiración de la Sra Martha, en todos los recuerdos de los viajes, de los fines de semana, de las Navidades y los cumpleaños en todas las fotos que agotaron la memoria del IPhone, en todas las experiencias que están vivas y presentes en nuestros corazones. Por todo “muchas muchas gracias don Andrés”
Querida Familia, siento de corazón, lo que expresan del Esposo, Padre y amigo que se nos adelantó en el camino,hoy solamente, puedo agradecerle a Dios y a Ustedes,por haberme permitido compartir encuentros inolvidables,que disfrutamos todos.
Admiré siempre su trato,orden,paciencia y amor con su hermosa familia.
Señor de la vida y dueño de nuestros destinos,en tus manos depositamos silenciosamente este ser entrañable que se nos fue,pero que sin duda nos permitirá vernos en la eternidad.
